Un trabajo de
Tiihonen y colaboradores en
Molecular Psychiatry, realizado en una muestra de 900 delincuentes fineses, encuentra que entre el 5 y el 10% de los crímenes violentos que ocurren en ese país pueden atribuirse a dos genes: la variante de baja actividad del gen MAO y el CDH13, si bien la mayor parte de los portadores de estos genotipos no tienen por qué ser delincuentes. Comentario de
Hogenboom en
BBC News.